En su afán por abrazar la positividad, Mujer Maravilla elude los conflictos y la interseccionalidad. Gracy, que habla un inglés entrecortado, tiene muchos problemas de dinero y exceso de trabajo, pero cuando las canciones empalagosas de Govind Vasantha comienzan a sonar, tiene que actuar como un miembro alegre del grupo, bailar y reír, como si el embarazo le brindara la misma alegría que a los demás. Las mujeres felices y despreocupadas son una delicia para ver en la pantalla. Pero aquí, en lugar de comprometerse más con estos personajes, Anjali reduce su película a una imagen de una sola nota y ahoga ideas prometedoras en el sentimentalismo.
A pesar de esta pequeñez, Mujer Maravilla es un trabajo crítico que trae a la pantalla imágenes de estas mujeres que no están cambiando el mundo o pasando por un gran cambio feminista, sino simplemente estando en el presente, tomando nota de sus cambios corporales y cuidándose unas a otras. Ojalá a estas mujeres se les permitiera contar sus historias.
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