La cantante cubana Daymé Arocena tiene todos los ingredientes para convertirse en la nueva estrella cubana internacional, y no lo digo yo (que también lo pienso), sino el diario británico The Guardian. Con su recién publicado álbum Alkemi, Arocena da un volantazo desde su acostumbrado jazz hacia el pop y, en DIARIO DE CUBA, cuenta el porqué.
“Me debía este cambio, siempre me gustó la música pop, pero pensaba que no encajaba por mi físico. Mi afinidad por cantar en inglés no viene del jazz, sino de haber escuchado desde niña a cantantes como Whitney Houston y Aretha Franklin, negras gigantes de la música anglo, pero me decía a mí misma: ‘tú no eres anglo, y nunca serás una negra de EEUU‘. Cuando miraba para el lado latino no veía a nadie que se pareciera a mí en el pop. No tener referentes impacta en cómo te conduces en la vida”, señala Arocena.
La idea de un cambio de género nació durante la pandemia, que coincidió con el primer año de emigración de la artista y el duro invierno de Toronto, Canadá.
“Soy una mujer de instinto y durante ese momento tan gris no tenía ganas de escuchar la música que siempre me había acompañado, el jazz. Quería música que me hiciera bailar y me relajara. Lo más espectacular que me ha pasado con este proyecto es que me he vuelto a escuchar a mí misma, yo detestaba escucharme”.
Arocena se ve radiante y parece estar trabajando para convertirse en un referente del pop para las cantantes negras de América Latina, algo que a ella le faltó.
“La gente me habla del impacto de Celia Cruz, que no era del mundo del pop, pero fue la figura latina negra más grande. Yo ni siquiera la tuve a ella, me la arrebataron, la prohibieron y censuraron en Cuba”, dice la cantante desde Miami.
La presencia de los cantantes negros en Latinoamérica no está en el mismo nivel que la de los blancos, según Arocena.
“Es un tema doloroso. La gran parte de la música que consumimos y que enorgullece a los latinos tiene orígenes afrodescendientes, sin embargo, los grandes exponentes ‘casualmente’ son blancos. Pareciera que el reguetón lo inventó Daddy Yankee y el merengue Juan Luis Guerra, hay una invisibilización de la gente negra que puso esa música ahí”, apunta.
Los grandes jeques de la industria en América Latina no encuentran atractivo en los artistas negros para géneros como el pop, una idea que gigantes negras anglos, como Beyoncé, se encargan de demoler con cada canción que saca, opina la artista.
“En Latinoamérica borran todo lo prieto porque no es estético o comercial, está bien en el mundo del folclor y lo cultural, pero no está bien para hacer millones y llenar estadios. Hay que blanquearlo todo para que sea atractivo. Si a eso le sumas la capa de ser mujer y las exigencias físicas que se nos imponen, el panorama es más difícil aún”.
Arocena no solo se ha convertido en una de las voces cubanas más importantes a nivel internacional. En Cuba también ha levantado suspiros y lágrimas, las segundas de las autoridades cubanas, debido a algunas de sus canciones críticas con el régimen.
La artista cubana no regresa a la Isla desde que salió en 2019. Según Arocena al principio le preocupaba defraudar a sus padres, quienes sí creyeron en la Revolución, pero el apoyo que le brindaron ante los masivos ataques de “civerclarias”, evidenció que estaban a su lado.
“La generación de nuestros padres es la que más miedo tiene y no quería decepcionarlos. Yo vengo de un seno familiar muy pobre y soy el orgullo de mi casa, lo digo desde la humildad. A mi papá le ha costado hacer esa transformación. Soy hija de mi papá, si hay que cambiar se cambia, no nos quedamos quietos en una postura”.
De la casa de los muchos de Santo Suárez, donde creció, se lleva la alegría y las soluciones, “en una casa como esa había que ser creativos, intento mantenerlo siempre conmigo, no importa a donde vaya”.
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