El domingo 19 de mayo se cumplen 30 años desde que Jackie falleció por un cáncer linfático. La primera dama de EEUU vivió dos vidas: antes y después del magnicidio de John F. Kennedy.
En enero de 1994, le diagnosticaron un cáncer linfático del que falleció el 19 de mayo, hará el domingo 30 años, en su apartamento de la Quinta Avenida neoyorquina, rodeada de sus hijos Caroline y John John, quien posteriormente perdería la vida cuando pilotaba su avioneta en 1999. Jackie fue enterrada en el cementerio de Arlington, en Washington, junto a su marido, el presidente estadounidense John F. Kennedy, asesinado en Dallas el 22 de noviembre del 63, cuando hacía un recorrido por la ciudad. La imagen de su esposa, que le acompañaba ese día en el coche descubierto, pasaría a la posteridad cuando el mandatario, mortalmente herido, se derrumbó sobre su regazo, salpicando de sangre su modelo Chanel rosa.
Había ejercido hasta entonces de icónica primera dama, que, por su belleza, elegancia y savoir faire, fue lo más parecido a una reina que ha tenido el pueblo estadounidense. Nacida en la localidad neoyorquina de Southampton en 1929, en una familia acaudalada, pues su padre, John Bouvier, era agente de bolsa en Wall Street, se educó en el exclusivo Vassar College. Posteriormente, se marchó a París, donde se graduó en francés en La Sorbona y, tras licenciarse en literatura inglesa, se afincó en Washington, donde entró a trabajar en el periódico Washington Times-Herald. Algo que marcaría su destino, ya que en 1952 entrevistó al joven y atractivo senador John Fitzgerald Kennedy, que estrenaba escaño por Massachusetts, surgiendo entre ellos un auténtico flechazo. Pese a las reticencias de la familia del político, el poderoso clan Kennedy, que veía a Jackie demasiado liberal e independiente, la pareja se casó en 1953 en la iglesia de Rhode Island y tuvieron dos hijos: Caroline, nacida en 1957, y John John en 1960.
El 20 de enero de 1961, cuando Kennedy tomó posesión como presidente de Estados Unidos, se convirtieron en la pareja más famosa del mundo, y Jackie, para muchos factor clave en el éxito de su marido, en un icono como primera dama: sus peinados, sus modelos y hasta sus gestos eran imitados en todo el planeta. Pero la felicidad que aparentaba el matrimonio no era tan real, pues según trascendió posteriormente, el político traicionó a su esposa con múltiples amantes, entre ellas la actriz Marilyn Monroe.
A raíz del magnicidio de Dallas, Jackie se mudó a un apartamento en Nueva York con sus dos hijos, alejándose del foco público. La muerte de su marido no había sido su única tragedia, pues tres meses antes (en agosto) había fallecido su tercer hijo recién nacido, Patrick, por complicaciones pulmonares. Para que se recuperara, su hermana, la actriz Lee Radziwill, amiga del archimillonario armador Aristóteles Onassis, le propuso hacer un crucero en el yate Cristina, propiedad del griego.
Onassis era la imagen del triunfador hecho a sí mismo, pues comenzó de limpiacristales en Argentina, país al que emigró, y se había convertido en uno de los hombres más ricos del mundo. Se había casado con Tina Livanos, hija de otro importante naviero, y madre de sus dos hijos, Alexander y Cristina, a la que habitualmente era infiel hasta que en el verano del 59 conoció a la famosa soprano Maria Callas, y se hicieron amantes, provocando el divorcio de ella con Giovanni Menegini. Maria Callas se enamoró locamente del armador, pero este con el tiempo fue perdiendo el interés, pues para él las mujeres eran un trofeo a conseguir.
En agosto del 63, Jackie Kennedy se embarcó en el yate de Onassis, para quien tener a la primera dama estadounidense como invitada fue un acontecimiento, y durante la travesía forjaron una amistad que con el tiempo marcaría sus vidas, ya que tres meses después el asesinato de John Kennedy convirtió a Jackie en la viuda más admirada del planeta. “Ella será mi próxima esposa”, dicen que comentó el griego.
Un reto que logró a raíz de ser también asesinado el cuñado de Jackie, el senador Robert Kennedy, que se había convertido en su protector tras quedar viuda, lo que le decidió, aterrada, a aceptar la seguridad física y económica de su amigo Onassis. Se casaron el 20 de octubre de 1968 en la isla de Skorpios, propiedad del armador, ante la desesperación de Maria Callas, que al enterarse de la boda por la prensa intentó suicidarse. Este matrimonio además decepcionó al mundo entero, derrumbando el mito de la “viuda de América”, ya que el griego tenía pésima imagen y era un hombre muy odiado.
No era un secreto que se trataba de un matrimonio por interés más que por amor, como demuestra el extraño contrato prematrimonial que firmaron. Según se publicó, se comprometían a dormir en habitaciones separadas, ella podía viajar sola sin consentimiento de su esposo y solo estaba obligada a pasar con él el verano y las fiestas familiares. Como era previsible, el peculiar matrimonio duró poco y el magnate acabó solicitando el divorcio, que no se materializó porque falleció en marzo de 1975 de una neumonía, arrepentido de haber roto con Maria Callas.
Con la promesa de no volverse a casar, Jackie retomó su profesión periodística, esta vez como editora adjunta de la editorial Doubleday, logrando que celebridades de la talla de Michael Jackson escribieran sus memorias, que se publicaron en 1984 bajo el título Moonwalk.
Una década más tarde, Jackie fue diagnosticada de un cáncer linfático tan agresivo que los médicos no pudieron hacer nada por salvarla, falleciendo el 19 de mayo de 1994 a los 64 años.
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