En Santa Bárbara, California (Estados Unidos), los famosos que viven aquí (Harry y Meghan, Oprah, Gwyneth) no son los únicos a los que se sigue y adula. Las ballenas, las mariposas monarca y otros animales atraen a aficionados que realizan cruceros para ver ballenas y paseos en bicicleta eléctrica, participan en limpiezas de playas y se ofrecen como voluntarios para el recuento anual de mariposas.
Con sus más de 300 días de sol al año y sus brisas costeras perfumadas de eucalipto y salvia, esta “Riviera americana” está firmemente orientada al aire libre y la naturaleza. Se puede comer en el patio todo el año. En las oficinas caben tablas de surf, bicicletas y perros, y se ofrecen horarios flexibles y semanas de cuatro días.
En alta mar, los mamíferos más grandes del planeta acuden a alimentarse al Canal de Santa Bárbara, recientemente declarado Patrimonio Ballenero. La designación honra el compromiso de la región con la conservación, la investigación, la educación y el turismo responsable.
En las arboledas costeras de la región, las mariposas migratorias vuelven a detenerse para descansar y alimentarse, señal de un esperanzador regreso desde el borde de la extinción. El condado de Santa Bárbara ostenta el récord de mayor número de mariposas monarca occidentales en la costa de California.
En este destino turístico, a diferencia de tantos otros, la naturaleza parece estar ganando la partida.
A la bióloga marina Holly Lohuis le gusta hablar de caca para que niños y adultos comprendan el papel clave que desempeñan las ballenas en el sostenimiento del planeta. Está delante de la nueva exposición ¡Las ballenas son superhéroes!, en el Museo Marítimo de Santa Bárbara: “Sus heces fertilizan algas microscópicas, que forman parte del ciclo que mejora el aire que respiramos y enfría el planeta”.
Lohuis, junto con Hiroku Benko, propietario del Condor Express, un barco de observación de ballenas diseñado sin hélices metálicas, son codirectores del recientemente nombrado Patrimonio Ballenero de Santa Bárbara. La zona, de unos 160 por 40 kilómetros, incluye el Canal de Santa Bárbara, el Parque Nacional de las Islas del Canal y sus cuencas hidrográficas. Aquí, donde las corrientes giran y los nutrientes se arremolinan, se prepara un bufé para más de 25 especies de cetáceos residentes y visitantes, incluidas unas 20 000 ballenas grises del Pacífico.
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