James Paul McCartney es un intérprete británico, que junto a John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, ostenta fama mundial por haber sido el bajista y uno de los cantantes de la legendaria banda de rock The Beatles, reconocida como la más popular e influyente en la historia de la música. Nació el 18 de junio de 1942, en Liverpool, y tiene 81 años de edad.
Foto: Agencia EFE
¿Paul McCartney o William Campbell?
Esta es, tal vez, la leyenda urbana más popular de la historia del rock. Aquí sí hay que decirlo sin equívocos: es un mito urbano. Un invento que llamó la atención, se propagó y, con la llegada del internet y de las redes sociales, creció y ha encontrado nuevos adeptos y generadores de mitos y teorías. La revista estadounidense Time la incluyó en el 2009 en una lista de “Las diez teorías conspirativas más duraderas del mundo”. Aquí va todo el cuento. (Recomendamos: charla con Manolo Bellón sobre su nuevo libro).
Desde mediados de 1967 empezó a correr el rumor de que Paul McCartney había muerto en un accidente de tráfico cuando conducía por una carretera entre Londres y Leeds. Esto fue desmentido de entrada por la revista The Beatle Book. Incluso durante una rueda de prensa con motivo del lanzamiento del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, en mayo de ese año, Paul abordó el tema.
Luego, a finales de 1968, se lanzó el llamado Álbum blanco, ese disco doble que no tiene título y que incluye la canción “Glass Onion”, en la cual su compositor, John Lennon, menciona su canción “I Am the Walrus” (“Soy la morsa”), del álbum Magical Mystery Tour, cantando “the walrus is Paul” (“la morsa es Paul”). De ahí surgió el rumor de que este era un mensaje oculto de John en el que afirmaba que Paul ya no estaba. Pero, reiteradamente, John dijo que fue un recurso poético, tanto como decir que un fox terrier es Paul. Como la canción hace referencia a varias canciones anteriores de The Beatles, aunque quieran hallar algún mensaje secreto, lo hizo intencionalmente para mostrar que a las canciones no se les deben buscar significados encubiertos.
El 17 de septiembre de 1967, Tim Harper, editor de un periódico universitario de la Universidad de Drake, en Des Moines, estado de Iowa, publicó un artículo con el título “¿El Beatle Paul McCartney está muerto?”, en el que habla de unos rumores al respecto; por ejemplo, que si se escucha al revés la canción “Revolution 9″, se puede oír una voz que repite “turn me on, dead man”, que en español significa algo como “excítame, hombre muerto”. Sin embargo, al hacerlo, esto no es nada claro; suena algo parecido si se le pone un poco de imaginación.
En otro tema, “I’m so Tired”, los rumores dicen que al final John no canta, sino que masculla “Monsieur, monsieur, monsieur, how about another one?” (“Señor, señor, señor, ¿nos tomamos otro?”), pero que sería “Paul is dead, miss him, miss him” (“Paul está muerto, lo extraño, lo extraño”).
Otra referencia es que la contracarátula de Sgt. Pepper’s muestra a tres Beatles mirando de frente, y uno de espaldas. De frente están George, John y Ringo con sacos con tonos claros y se supone que el otro, con un saco oscuro, es Paul. ¿Por qué?, se preguntaban. Pues, “obvio, es porque él está muerto”, decían.
Con todas estas consideraciones, la publicación universitaria pensó que era apropiado abrir la discusión, en vista de que los estudiantes comentaban todo lo relacionado con el llamado “establecimiento”, entendido como una élite secreta dominante que controlaba todo lo que ocurría en la sociedad, incluida la validez y justificación de la guerra de Vietnam. Todo hacía parte de teorías de la conspiración. Dos días después, el diario Michigan Daily tituló “McCartney muerto” y afirmó que tenía nuevas evidencias. Después estas versiones fueron recogidas por medios nacionales y se “regó” el cuento.
Pero ¿en qué se basa todo esto?
Hagamos un alto en el camino y revisemos en qué consiste este mito. Según la historia, el 9 de noviembre de 1966 los integrantes de The Beatles estaban en los estudios de EMI, en Abbey Road, grabando. Hubo una discusión entre ellos, y Paul salió furioso, tomó su carro —un Aston Martin— y se marchó. A pocas cuadras, una chica de nombre Rita le pidió un aventón, él se detuvo, ella subió al carro y Paul arrancó a toda velocidad. Cuando la mujer se dio cuenta de quién era la persona que conducía el vehículo, se lanzó emocionada sobre él, quien perdió el control del carro. Chocaron violentamente contra un camión y él quedó decapitado. No se sabe qué sucedió con la chica. ¿Murió también? ¿Salió ilesa? Si salió herida, ¿en qué hospital fue tratada? ¿Por qué saben cuál es su nombre? Hay algunos que afirman que quedó ilesa y desapareció del mapa luego de recibir una fuerte suma de dinero y una advertencia de que era mejor callar.
Ahora, los teoristas aseguran que tan pronto los otros tres supieron del accidente, de común acuerdo con su casa fonográfica, así como con su productor, George Martin, y su mánager, Brian Epstein, decidieron ocultar el hecho a los medios y al público, pues temían que la muerte del popular miembro del grupo desatara una ola de suicidios de las adolescentes fanáticas de Paul. Había que evitarlo a toda costa.
En complicidad con la policía, con el personal médico de un hospital y hasta con testigos del supuesto suceso, ocultaron el hecho. Para efectos prácticos “desaparecieron” el carro, limpiaron el sitio del accidente, escondieron el cadáver de McCartney e hicieron todo lo necesario para que no quedara evidencia alguna de lo ocurrido.
Dicen los conspiracionistas que después Epstein se arrepintió y anunció que contaría la verdad, pues no podría vivir con semejante mentira. Por esta razón los demás tomaron la decisión de matarlo. Lo que estos teoristas no pueden explicar es por qué tardaron casi diez meses en silenciarlo, pues el mánager del grupo murió en agosto de 1967.
Como The Beatles ya no hacía conciertos para ese entonces, había tiempo para llamar a un joven de nombre William Campbell, quien ganó un concurso de dobles de los Beatles llevado a cabo en junio de 1967 en el lanzamiento del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. De esta manera, dicen que hubo tiempo para acicalarlo y quizás hacerle alguna cirugía, enseñarle a tocar y a cantar como Paul, y meterlo totalmente en el personaje, con clases sobre lo que ahora sería su pasado, sus movimientos, su forma de hablar, sus expresiones, en fin, todo lo necesario para que fuera el doble perfecto.
El periodista Manuel Bellon Benkendorf con su nuevo libro.
Foto: Laura Morales
Cuando la noticia tuvo resonancia mundial, periodistas de varios medios fueron hasta la residencia campestre de McCartney en Escocia. Cuando él abrió la puerta y los atendió, le preguntaron, palabras más, palabra menos, si estaba muerto. Él, con su buen sentido del humor, se pellizcó y respondió: “Que yo sepa, no estoy muerto”. Luego pronunció una de esas maravillosas frases: “Los rumores sobre mi muerte han sido algo exagerados, pero, de todas maneras, si fuera cierto, sería yo el último en saberlo”. Acto seguido mostró su pasaporte y el de su novia de entonces, Jane Asher, en los cuales se evidenciaba por los sellos de entrada y salida que en la fecha de su supuesta muerte estaban de vacaciones en África, en un safari por Kenia. Este es un detalle que los conspiracionistas generalmente no mencionan.
En todo caso, los integrantes de The Beatles, muy molestos por toda la alharaca, salieron a desmentir las versiones. Ringo dijo que obviamente todo era mentira, pero así lo dijera él y lo repitiera, al final del día la gente iba a creer lo que quisiera creer. John, furioso, dijo que todo era ridículo.
Como dato adicional, en el libro The Complete Beatles Recording Sessions, publicado en 1988, el historiador del grupo, Mark Lewisohn, recopila los archivos de EMI Music en los estudios de Abbey Road, es decir, todos los registros de las sesiones de grabación entre 1962 y 1970, pero resulta que en esa fecha (9 de noviembre de 1966) no hay registro de una grabación del grupo. La última vez que habían grabado en los estudios fue el 17 de junio de 1966. En esa fecha plasmaron los temas “Here, There Everywhere” y “Got to Get You into My Life”. La siguiente vez que entraron al estudio fue el 24 de noviembre, cuando grabaron las primeras tomas de “Strawberry Fields Forever”.
Pese a estos hechos, los rumores no dejaron de propagarse. Cada vez con más ahínco, los conspiracionistas buscaron pistas y rastros que pudieran demostrar su versión de los hechos. Fuera de las ya referidas canciones “Glass Onion” y “Revolution 9″, presentan “Strawberry Fields Forever”, en la cual, dicen, al final de la canción John canta “I buried Paul” (“enterré a Paul”). No se requiere mayor imaginación para entender que lo que John realmente dice es “cranberry sauce” (“salsa de arándano”).
Ahora, si se hizo el gigantesco montaje para ocultar la muerte del amado músico de The Beatles, y seguramente fueron pagados millones para comprar el silencio de docenas de personas, ¿por qué los encubridores harían algo tan torpe como dejar rastros de su trama? Los conspiracionistas tienen su respuesta y afirman que los Beatles se sintieron tan mal por el montaje que esta era una forma de limpiar sus conciencias.
Otro centro de atención para los estudiosos de la muerte de Paul fue la carátula del álbum Sgt. Pepper’s. Dicen los conspiracionistas que ahí aparecen referencias o pruebas irrefutables de su muerte. Ya mencionamos la foto de la contracarátula con Paul de espaldas cuando los otros tres están de frente. La parte frontal tiene unos arreglos florales que supuestamente se relacionan con un entierro. ¿Serán por Paul? No, simbolizan la muerte de los viejos Beatles, los que hacían conciertos y esas maravillosas canciones exitosas. Por eso aparecen los cuatro vestidos de negro con corbata, como lucían al comienzo de su etapa exitosa. También esa imagen puede considerarse como un homenaje al amigo de John y temprano integrante del grupo, Stu Sutcliffe, quien murió en Hamburgo en abril de 1962 a los veintiún años. Encima de la cabeza de Paul hay una mano, que es la del comediante Issy Bonn.
Dicen que esa mano extendida es como la de un sacerdote o ministro de la iglesia dando la bendición al final del servicio de entierro de un fallecido. Claro, afirman los conspiracionistas, es la despedida de Paul. En la parte inferior, al lado de la estatuilla de la diosa Shiva —que simboliza la creación y la destrucción—, hay un arreglo floral de jacintos amarillos que tiene forma de un bajo puesto para un zurdo, como lo usaría Paul. Pero preguntan: “¿Por qué solo tiene tres ramas que simbolizan las cuerdas?”. “Ah, claro, porque ya no está McCartney, y solo quedan tres Beatles”. La muñeca que está en el extremo derecho de la carátula, que representa a la actriz Shirley Temple, tiene tejido en el saco el texto “Welcome The Rolling Stones”, y sobre una manga “Good Guys” (“Bienvenidos The Rolling Stones – Buenos muchachos”), un claro mensaje de que los Stones sabían del montaje y agradecían con esta mención su silencio. Otras teorías prefieren pensar que como McCartney ya había muerto, ahora los Stones eran los que mandaban la parada en la música.
Pero hay más. Al lado de la mano derecha hay un pequeño carro Aston Martin. ¡Ah!, el carro que conducía Paul cuando murió. La mano enguantada de la abuela contra quien se recuesta Temple está ensangrentada. ¿Puede haber dudas de qué significa eso?
Pero tal vez la prueba más imaginativa es la que pide que se ubique un espejo en la mitad del bombo que está en el centro de la carátula. Está sobre la mitad de las palabras “Lonely Hearts”. Entonces lo que se ve es esta grafía: “IONEIX HE<>DIE”. Según los defensores de la teoría esto se debe interpretar como “I ONE IX HE <> DIE”, que sería equivalente a “1 UNO IX” (es decir, “11 – 9″ o “noviembre 9″) y “ÉL <> MUERE”. Más claro no canta un gallo, ¿verdad? Solo que en la mayoría de los países se hace la anotación diciendo primero el día y luego el mes. Entonces, la fecha sería el 11 de septiembre. Otro detalle para los conspiracionistas.
Finalmente, en la foto interior de la carátula doble abierta donde aparecen los cuatro, y en la manga izquierda del saco de Paul, hay un parche con las iniciales “O. P. D.”, que se interpretan como “officially pronounced dead” (“declarado oficialmente muerto”), expresión usada, dicen, por la policía británica en caso de fallecimientos violentos.
Y ya que estamos hablando del álbum Sgt. Pepper’s, un asunto más: la épica canción “A Day in the Life” —escrita principalmente por John con aporte de Paul en el segmento de la mitad— parece inspirada en la muerte del heredero de la fortuna de la cervecería Guinness, Tara Browne, en un accidente automovilístico. Pero estas teorías dicen que no, que realmente hace referencia a Paul. Veamos lo que dice la canción. Comienza con “Leí las noticias hoy” y, un poco después, la parte pertinente: “Se voló los sesos en el carro. No vio que el semáforo cambió… La multitud se quedó mirando. Habían visto su rostro antes, y nadie estaba seguro de si era un miembro del Parlamento”. Browne no murió de esa manera, pero, como lo explicó John, era parte del proceso y de las licencias creativas que él se daba cuando componía. Paul estaba con él en el momento de crear la canción y, entre otras cosas, incluye una observación sobre el comportamiento humano. El otro lado dice: “No, obviamente si el personaje que muere se voló los sesos, es una referencia a lo que le sucedió a Paul”.
En el álbum hay una canción que Paul escribió, “Lovely Rita”. Según algunos, es un tema escrito para una guardiana del tráfico, que le puso una multa a Paul por estacionar en un sitio prohibido frente a los estudios de Abbey Road. Y le adjudicó el nombre porque se le parecía a alguien que podría llamarse “Rita”. Típica inspiración de un observador de la vida que escribe canciones. Pero los teoristas sostienen que Rita es realmente el nombre de la chica que Paul recogió la noche de su supuesta muerte y quien provocó el accidente.
* Se publica con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial. ManoloBellon, conocido como el “disc jockey de todos los tiempos”, es uno de los hombres de radio más influyentes de Colombia. Ha sido periodista cultural y de música en noticieros de televisión, además de columnista y periodista de medios impresos. Ha publicado cuatro libros y cientos de escritos sobre rock y pop. Fue galardonado por la revista Gacetas como el mejor melómano en noviembre de 2011, y en mayo de 2013 por RTVC como una de las voces emblemáticas de la radio colombiana. Sin ser artista, han recibido un disco de oro: en diciembre de 2001, EMI Music le otorgó este reconocimiento por su trabajo en la difusión de la música de The Beatles, y en particular del álbum ONE.
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