La Puerta de Alcalá, colapsada por el concierto, vibró con los ritmos latinos del cantante
Este sábado Madrid se ha vestido de fiesta con el concierto gratuito de Carlos Vives con motivo del cierre de los actos del Día de la Hispanidad. El cantante y productor musical colombiano ha colapsado las calles, desde la Puerta de Alcalá a la Gran Vía de Madrid, pasando por el Paseo del Prado y Recoletos. La sorpresiva presencia de Juanes y de cantantes como Ana Mena, Diego Torres y Prince Royce de acompañantes hicieron que la capital delirara al ritmo de sus canciones.
El oriundo de Santa Marta saltó al escenario con la emoción ya a flor de piel. «Quiero darle la bienvenida a toda la comunidad hispanohablante con la que estamos conectados por todos los rincones de América y con todos los acentos, tan parecidos a los de Andalucía o Canarias», afirmó el colombiano ante el griterío de los miles de espectadores que abarrotaban el centro de la ciudad con banderas de la propia Colombia, Venezuela, Ecuador… y hasta alguna española. El show comenzó y Vives entonó los versos de Lacamisa negra llevando al éxtasis al público con un tema que atronó en todo nuestro país en los primeros 2000. Acto seguido sería el turno de Juanes con su canción Las mujeres, la última colaboración realizada por ambos cantantes.
Al mismo tiempo que el concierto ya había comenzado miles de personas continuaban haciendo filas interminables que avanzaban a paso de hormiga. «¿Por qué no abren? Miren toda la gente acumulada que hay», reclamaban algunas de las personas presentes a los agentes de policía, que iban cacheando uno a uno a los asistentes, al tiempo que una mujer de unos 30 años se desvanecía, sin mayores consecuencias, producto del amontonamiento. Los padres alzaban a sus hijos sobre los hombros para evitar cualquier catástrofe.
Varias camisetas de la selección de fútbol colombiana destacaban por su color amarillo en la multitud. «Estoy encantado con que hayan traído a Carlos Vives, nos representa como colombianos. Fue una buena decisión, además de que canta excelente», comentaba David, que asistió al megaevento ataviado con los colores nacionales. Sin lugar a dudas del público latino la mayor presencia la registraban los cafeteros, aunque también se dejaron ver las indumentarias y banderas de Venezuela, México o Perú.
Las banderas de España ondeaban entre el público y la cantante Ana Mena no se quiso quedar atrás. Subió al escenario con la enseña nacional para entregársela a Vives y este se la colgó en los hombros a modo de capa. Después ambos cantaron La Bicicleta, la famosísima colaboración de Vives junto a Shakira, que en este caso contó con tono malagueño. Al ritmo de ese hit la gente cantó, bailó y recreó coreografías de todos los estilos, en la que quizás fue la canción que más disfrutó el público en la Puerta de Alcalá.
Y tras Ana Mena, llegó el turno para la gaditana Niña Pastori que fue la encargada de acompañar al cantante colombiano con Fruta fresca, otro éxito noventero de Vives, imprescindible en cualquier sala de baile. «Sí sí sí, este amor es tan profundo, que tú eres mi consentida y que lo sepa todo el mundo», coreaban las miles de personas a pleno pulmón. Después llegó Rozalén para rebajar el tono, interpretar Nota de amor y declarar en el escenario su amor por Colombia y por todo el continente latinoamericano.
Pasadas las dos de la tarde, y sin ánimo por parte de los presentes de liberar las calles para irse a comer, el también colombiano Ryan Castro cantó Los sabanales y Prince Royce Volvió a nacer. Después de estos dos artistas se dio una de las salidas más esperadas por el público: el argentino Diego Torres desató la locura en los presentes con su popular canción Color esperanza para después dar paso al tema Un poquito tuyo junto a Vives. Al igual que con Ana Mena, esta dupla deleitó a los miles de españoles y latinos presentes que ya tenían la cadera a tono de tanto bailar.
Así se llegó a las tres de la tarde, con el sol apretando pese al mes de octubre, y mientras algunos gozaban del concierto, otros abandonaban enfadados el lugar. “Hice una fila de una hora para llegar e irme, deberían haber previsto esto antes. No vemos la Puerta de Alcalá, menos vamos a ver el concierto“, se lamentaba Laura. Unos lograron tener cerca a los protagonistas y otros tuvieron que conformarse con el sonido, como si de un Spotify en directo se tratara.
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